Las grandes empresas cobran proyección y ganan visibilidad a través de las actuaciones de quienes son sus profesionales destacados, los que están de manera permanente en una primera línea de actuación. El factor humano, la eficaz contribución personal cuenta y mucho en el devenir de las compañías de prestigio. Esto es de obligada aplicación en el caso de Manuela Jiménez Molina vicepresidenta de ZITRO y sin duda uno de sus pilares fundamentales, tanto en el plano estrictamente comercial como en el de transmitir, con tanta inteligencia como saber estar los motivos de peso que existen para confiar en el Grupo fundado por Johnny Ortiz, en sus productos origínales y únicos y en sus propuestas.
Manuela, así sin más apelativos, es un nombre que se identifica de inmediato con ZITRO, con su filosofía, con sus modos de tratar y operar. Que vive y siente el pálpito de la empresa, sus inquietudes y afanes, y acierta de pleno cuando se trata de difundir todos y cada uno de los valores que concurren en la compañía que representa y que la han hecho acreedora al reconocimiento internacional hasta alcanzar la cima del éxito con carácter global.
Tan meritorio trabajo lo desarrolla Manuela Jiménez desde un sentido de la naturalidad que hace fácil lo que en modo alguno lo es. Desde un trato personal afable y firme a un tiempo que huye de cualquier tipo de estridencia para centrarse en el empleo de un lenguaje directo que llama a las cosas por su nombre sin ningún tipo de circunloquios.
Desde el arranque espectacular de ZITRO en España, que en período de tiempo record sirvió para despegar a una velocidad de vértigo, Manuela ha estado ahí, como uno de los rostros más visibles y apreciados de la compañía, junto al genio creador de Johnny Ortiz por el que nunca oculta su admiración sin límites y su fe en una ejecutoria empresarial tan ambiciosa, como conquistadora de las mayores metas.
En el capítulo de los profesionales que han sabido labrarse dentro del sector un puesto relevante figura por derecho Manuela Jiménez, ejemplo de trabajo persistente y tenaz, de fidelidad a una empresa y su fundador y de entrega generosa a una filosofía que ella ha sabido interpretar de manera magistral a lo largo de su dilatada y fructífera trayectoria en ZITRO.